Cuantas veces no hemos visto en el patio de recreo a algún niño o niña, solo, en un rincón, quizá observando como los demás juegan. ¿Nunca te acercaste a preguntarle si quería jugar? Tal vez esa niña o ese niño, no sabía cómo hacerlo y por eso prefirió estar solo/a, a lo mejor, en su interior estaría deseando divertirse como los demás. Puede ser que sea víctima de burlas y acoso por parte de sus compañeros. Lo mismo, ese niño o esa niña fuiste tú.
Todas estas cosas suelen suceder en los colegios, normalmente las personas con diversidad funcional, son víctimas del llamado bullying; se incrementa en los alumnos que tienen una «discapacidad invisible», se siente más empatía hacia las personas que se puede apreciar una dificultad física, pero es más difícil comprenderlo cuando no se ve y el niño no aparenta tener problema alguno. Muchos de ellos, además, presentan dificultades en las habilidades sociales.
Por esta razón, en algunos colegios se están organizando talleres de patios, en los que se pretende enseñar a los niños a mejorar sus habilidades sociales con la ayuda de sus compañeros, al mismo tiempo que a los alumnos se les enseña la tolerancia, la convivencia y la aceptación de tener como compañeros, a niños que pueden llegar a ser «diferentes» a ellos, pero a la vez son iguales y tienen las mismas ganas de jugar y divertirse.
Un ejemplo de esto es el colegio Santa Teresa en la ciudad de Badajoz, que desde el año 2008, implementó los juegos de patio, a los que más de una vez hemos asistido y comprobado que la verdadera inclusión también existe más allá del aula.
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